miércoles, 23 de abril de 2008

REFRANES DEL VINO (II)


Estimados vinísimos:


Vamos con la segunda tanda de refranes del vino, que seguimos recopilando. Ahí va:




6) Beber vino con medida, alarga la vida




7) El buen vino, en cristal fino; el peleón, en jarro o porrón: Ahí va este refrán, que nos habla claro de la necesidad de que el vino se sirva en copas. De hecho, es evidente, o a mí al menos así me lo parece, que las copas son la asignatura pendiente en el servicio de los vinos, a pesar de ser un elemento fundamental para su disfrute completo. ¿No os habéis dado cuenta de que en la mayoría de casas es el agua la que se sirve en la copa grande; siendo, en la mayoría de los casos, un error? Y lo peor: los restaurantes: ¿En cuantos te sacan una mini copa estropeada para el vino? ¿ Y vasos cilíndricos? En un próximo artículo hablaremos de las características que hemos de exigir a las copas como buenos amantes del vino. En francés se dice: "C'est une mauvaise vaisselle, que celle qui corrompt le vin" Así que, ya saben...




8) El buen vino, en copa de cristalina, servida por mano femenina. Se trataría de una versión del anterior.




9) El vino para los reyes, y el agua para los bueyes. ¿O no?




10) Más vale morir en vino que vivir en agua, le dijo el mosquito a la rana. Se trata de un simpatiquísimo dicho; que abunda en las bondades de nuestro caldo.




Y hasta aquí por hoy, amigos. Espero que les haya gustado esta nueva tanda de refranes, y que sigan aprendiéndolos. Ahora... ¡hasta la próxima!



Vicemon



domingo, 6 de abril de 2008

Tinto PESQUERA Gran Reserva 1999



VA POR TI, CUÑADO


Vamos con la cata del que es, posiblemente, uno de los cinco mejores vinos que he probado en mi vida. Sin discusión.


Ya hace años que conocí a Alejandro Fernández y sus tintos PESQUERA. Los conocí gracias a mi suegro, que siempre ha abierto una de estas botellas (o más de una) en las buenas ocasiones. Y desde entonces los hemos catado todos: crianzas, reservas, grandes reservas; cosechas de 1996, 1999, 2001; etc...


Son vinos casi inmejorables. Pero entre ellos (y ya es difícil) para mí siempre ha destacado el Gran Reserva. Hay vinos cuyos grandes reservas empeoran los reservas e incluso los crianzas. Pero no es el caso.


Aún recuerdo la primera vez que bebí el Pesquera Gran Reserva de 1999; en la hermosa cocina de mis suegros; cuando aún no lo eran; y comiendo unas carnes. Quedé sencillamente sobrecogido.


Y me quedó claro que Alejandro Fernández consiguió, con ese vino, cuadrar el círculo. Mejorar más si cabe el PESQUERA. Competir, sin nada que envidiar, con los todopoderosos Vega Sicilia.


Se trata, como saben, de un vino de las Bodegas Alejandro Fernández Tinto Pesquera S.L, ubicadas en la localidad de Pesquera de Duero, en la D.O Ribera del Duero. Os confieso que cuando llegué a esa bodega por primera vez quedé sobrecogido al estar bajo el monumento que decora en vidrio cada una de sus botellas. Pero no quiero deciros más sobre ello; porque estáis obligados a recorrer la Ribera del Duero; y como no, esta bodega. Aún guardo en mi retina las imágenes de esos días por Pesquera, Matarromera, Vega Sicilia, Abadía Retuerta... Es sencillamente, impresionante.


En cuanto a la graduación del vino es de 13,5º, y esta hecho con una 100% tempranillo.


En cuanto a la elaboración; por lo que sabemos (porque es evidente que el maestro Fernández guardará algunos de sus mejores secretos), la uva pasa por la prensa, y después, sin clarificar, los vinos van directamente a una combinación de barricas de robles americanos, españoles y franceses con diferentes tostados. El tiempo viene a ser de 36 meses aproximádamente.


Y en cuanto a la cata, qué decir... Cualquier cosa quedará corta. Las notas que he ido tomando yo en diferentes ocasiones pasan por ser un vino que a la vista muestra un color rojo intenso , con ribetes dorados.


Los 13,5º pasan desapercibidos en beneficio de un equlibrio y redondez casi perfectos.


En boca se nos muestra intenso, de paso facil y con permanente invitación a otra copa más.


El aroma: frutas de bosque maduras con evocación deliciosa a vainilla.


Y lo que más me llama la atención de este vino: una fuerte madera, pero que en absoluto neutraliza el fondo del vino. Una combinación de madera y flor casi perfecta.


Los tonos de la nariz son casi iguales; pero añadiría un final de regaliz.


El retronasal es bosque puro.


En general perfecto.


Vale la pena dejarlo descansar, aunque ahora ya está en un momento brillante. Pero doy fe de que aún le queda.


Su precio en el mercado está alrededor de 60 euros. Pero bien invertidos, sin duda.



Y en cuanto a mi cuñado, va por ti; ya sabes porqué: porque en cuanto se pueda, y eso va a ser pronto; tengo una botellita esperándote...


¿Te apetece, crack?


Hasta la próxima cata, amigos.