Que inmenso placer la degustación de un vino grande entre los grandes, si además es un clásico de la excelencia, mejora añada tras añada, no pierde ninguna de sus cualidades esenciales; y encima se disfruta en una cata repleta de amigos.
Eso es lo experimentado con el Conde de los Andes Gran Reserva 2001, que ha obtenido 96 puntos Vinísimo, y que pudimos disfrutar en una cata inolvidable.
Este vino es, desde mi punto de vista, la estrella del universo Paternina, “nuestra” bodega de siempre (y digo nuestra por nuestro imaginario colectivo)
Se puede disfrutar un Paternina en sus Bandas, y gozar de un Conde de los Andes de Reserva (excepcional el de 2004); pero el Gran Reserva de 2001… palabras mayores.
Se trata de un caldo con 12,5%, hecho de Tempranillo y Mazuelo. Un Rioja excepcional de un tono ligeramente rubí, con ribetes de color teja.
En nariz se encuentran ligeros atisbos de fruta roja quizá algo escondidos tras un agradable aroma a madera tostada.
En boca es de una equilibrada acidez, sabroso, amplio; y de una marcada persistencia.
Buen maridaje, buena compañía y un grande entre los grandes. ¿Algún plan mejor?
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