jueves, 20 de mayo de 2010

Tinto Muriel Crianza 2001 (87 puntos Vinísimo)


Celebrar cinco años de matrimonio con Inma exigiría un vino… ¡descomunal! Pero claro, tampoco se pueden hacer barbaridades gastronómicas a cierta horas de la noche en días laborables, y hubo que pensar en una cena adecuada, pero ligera, lo que descartaba ciertos y potentísimos caldos; y nos situaba en la tesitura de buscar un vino dignísimo, pero buen acompañante de viandas no demasiado pesadas.

Así que me decanté por el Tinto Muriel Crianza 2001; que resultó ser un buen compañero para esa velada; y que hizo de puente hacia la celebración del fin de semana, ya fuera de casa, donde probaríamos otras maravillas, que ya os comentaremos.

Así que por ella, la que sí que se merece no cualquier vino, sino el mejor del mundo, va esta cata y este comentario. ¡Felicidades, y gracias!

El Tinto Muriel Crianza 2001 no necesita presentación en cuanto a su origen. Es un Muriel. Con eso ya están dichas muchas cosas.

Está afamada bodega, situada en la tan querida y añorada por nosotros localidad de Elciego; nace en 1986, cuando Julián Murúa recupera la bodega de sus padres (que databa de 1926), para elaborar sus afamados vinos con Denominación de Origen Calificada Rioja.

Situada en el corazón de la Rioja Alavesa, Muriel se levanta junto al río Mayor, sobre un terreno de 22.000 metros cuadrados donde se elaboran con mimo sus caldos de calidad.

Tras haberos contado estos datos; pasamos al comentario de cata de este buen vino.

A la vista se manifiesta con un ligero color cereza, que intuimos sería más brillante en una apertura en torno a 2006-2007. No hay que olvidar que es un crianza, y que, aunque ha llegado con todas sus cualidades a la copa; se podría haber disfrutado unos años antes con otros matices más frutales.

Por lo que al aroma se refiere; se percibe una fina crianza; macerada con vainilla y algo de cacao. La aireación y el tiempo van añadiendo matices olfativos a regaliz, que permanece largo tiempo.

En boca se trata de un vino elegante, y de amplia expresión; y el postgusto es persistente, pero limpio, no cargante.

Un buen vino; que es siempre de garantías; y que es fiel reflejo del más clásico estilo de elaboración de un 100% tempranillo de Rioja; criado doce meses en barrica.


Un vino grande, calificado con 87 puntos Vinísimo.

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